El buen uso de los recursos públicos y la causa contra el fiscal general del Estado
Un problema trascendental al que se enfrentan las democracias modernas es la preferencia, en la opinión pública y en la prensa, del «relato» a la verdad, de la propaganda política a los hechos. Vivimos en sociedades en las que están a disposición de los ciudadanos una gran cantidad de datos e informaciones cuya veracidad es muchas veces difícil de contrastar, y en las que, por lo general, priman los «sentimientos» o percepciones que suscitan los hechos sobre su análisis sosegado y objetivo. Por desgracia, el relativismo ha dejado de lado a la verdad, en el sentido más puro del término, definida tan certeramente por Santo Tomás de Aquino como «la adecuación entre la realidad y el intelecto» («veritas est adaequatio rei et intellectus»). Así lo entiende también el filósofo estadounidense Harry G. Frankfurt, quien en su obra On bullshit afirma que uno de los aspectos más destacados de nuestra cultura es que hay muchas «mentiras» (utiliza la sonora expresión anglosajona bullshit), que todos contribuimos en mayor o menor medida a difundirlas y que confiamos erróneamente en nuestra capacidad innata de distinguir la verdad de la mentira cuando, en realidad, carecemos de ella. La reciente condena al fiscal general del Estado […]
